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DENTRO
Un viaje a los límites de la vida
domingo,
22 de septiembre de 2002
Por Mario Alegre
Barrios End.malegre@elnuevodia.com
Sandra
Acosta, microbióloga industrial de profesión, expondrá
sus obras en la exposición 'Voces del
Alma'. Suministrada |
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A DIARIO transita de ida y vuelta, desde los núcleos
insondables de células y otros microorganismos hasta el blanco de la
tela, sin que en el trayecto se le extravíe la capacidad de
sorprenderse con las maravillas que encuentra en ambos extremos de
la vida. Aquellos son parte del oficio que le da de comer; el lienzo
pertenece al mundo que le da de vivir.
Profesional de la microbiología industrial, Sandra Acosta
confiesa que es más artista que científica y este viernes hará su
debut como pintora en la exposición Voces del alma, muestra que será
inaugurada a las 7 de la noche en la Galería Girasol, en la
carretera número 1 de Río Piedras a Caguas, poco después del cruce
de La Muda.
Discípula de don Andrés Bueso, Sandra explica que, como
microbióloga industrial, se especializa en el control de calidad en
áreas dedicadas a la manufactura de productos que requieren de un
ambiente totalmente aséptico. "Soy consultora en ese campo,
especialmente en la industria farmacéutica y eso es lo que me
permite pagar la casa", dice con una sonrisa. "No obstante, el arte
siempre me ha inquietado bastante. Desde muy joven empecé a dibujar
con don Andrés y con el tiempo he desarrollado una pasión muy fuerte
por la pintura, especialmente en lo que respecta al cuerpo
humano".
De eso es precisamente de lo que se trata Voces del alma, una
serie de alrededor de veinticinco obras realizadas en acrílico sobre
tela en los que Sandra explora las vastas posibilidades del cuerpo
como obra de arte. "Sé que hay una dicotomía grande entre la ciencia
y el arte, pero en esencia ambos tratan de la vida", apunta. "La
ciencia es un campo de exactitudes, el arte es un espacio de
libertades y yo tengo el privilegio de moverme a mi antojo entre
ambos. El cuerpo humano es en realidad una obra de arte, más allá de
otras connotaciones que la sociedad ha impuesto. Me gusta observarlo
y descubrir a través de su lenguaje infinidad de cosas que a veces
escapan a la mirada".
Para Sandra, el desnudo es una expresión pictórica de enormes
posibilidades que ha vuelto a estar en boga en Europa y que esa
tendencia ha navegado a través del Atlántico. "El desnudo esta de
moda nuevamente", afirma. "No es por eso que lo cultivo, pero es
bueno que sea así, porque abre de nuevo un espacio para quienes nos
interesamos en el tema".
La pintora añade que gusta de cultivar un estilo en el que
predomina una atmósfera apacible. "Es cuestión de combinar la
belleza anatómica del cuerpo con un ambiente que inspire paz y
sosiego", acota. "Ahora bien, no es fácil para mí porque dependo de
encontrar modelos -hombres y mujeres- dispuestos a posar. En una
sociedad machista como la nuestra, se supone que para un hombre
pintor es más fácil encontrar estos recursos, en contraste con una
mujer, pero en mi caso debo reconocer que la experiencia ha sido muy
buena y bonita. He tenido la fortuna de encontrarme con personas
dispuestas a posar para mí y varias de ellas estarán presentes en la
apertura de la exposición el próximo jueves".
Ante la polémica de qué es lo que separa el arte de lo que no lo
es cuando del cuerpo humano se trata, Sandra señala la línea es muy
fina, pero que sus obras están definidas por el buen gusto y un
apego cabal a los cánones estéticos, éticos y artísticos. "En
realidad, a través del cuerpo humano expreso sentimientos", señala.
"El cuerpo humano es hermoso, pero se ha creado una serie de tabúes
a su alrededor. Espero que esta exposición ayude, entre otras cosas,
a provocar una reflexión en torno a esto y empecemos a verlo como
una creación maravillosa y una verdadera obra de arte".
Sandra dice que se siente muy agradecida con William Núñez,
director de la Galería Girasol, por esta oportunidad. "Nos conocimos
por esas cosas de la vida", recuerda. "Un amigo mío iba a tomar un
curso de enmarcado con él y me pidió una pintura para la práctica.
Cuando William vio mi obra, le gustó, averiguó que era mía y,
finalmente, me ofreció su galería para exponer. Eso fue hace
alrededor de ocho meses y desde entonces me puse a trabajar para
esta oportunidad tan especial en mi
vida".
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